13 mayo 2007

De vuelta a la realidad

Ahora sí me atrevo a teclear tal cual una nota publicada en El Universal, el 7 de mayo en la sección de cultura:

La División de sexos y el regreso a la realidad
Yanet Aguilar Sosa

La exigencia de las mujeres de “ni una muerta más” y “sí a la legalización de aborto” se convirtió en indignación cuando hombres y mujeres quedamos en condiciones desiguales: los hombres vestidos y nosotras desnudas frente al Palacio Nacional, posando una última foto.

Spencer Tunick quiso tomar mujeres acostadas con los ojos cerrados y la cara volteada hacia la Catedral Metropolitana, pero agradeció a los hombres su participación y les indicó que “podían vestirse”.

La ropa impuso la diferencia que durante más una hora no existió entre géneros. Las cámaras de los teléfonos empezaron a dispararse para capturar mujeres que, como en una vitrina sin cristal, éramos agredidas por las miradas.

Pocas se atrevieron a cruzar solas la plancha del Zócalo para buscar su ropa.

Había pasado más de una hora desde que Tunick había iniciado una batalla contra el Sol a la cuenta de “uno, dos y tres”, ese tiempo donde hombres y mujeres se despojaron de todo para compartir su desnudez que los puso en igualdad de condiciones, espacio en el que las miradas se posaban sin mayor agresión; donde no importaban las “llantitas”, estrías, cicatrices, amputaciones o la participación desde una silla de ruedas.

Tiempo donde lo único que lastimaba era el viento y el pavimento de la plancha del Zócalo, que enfrió las espaldas y dejó marcas en las rodillas y en los muslos.

El inicio fue más mágico que el final. Al final quedó el mal sabor de boca en la mujeres que tuvimos que vestirnos entre los hombres que sacaban fotos con su teléfono, aunque no faltó el aplauso solidario de muchos de ellos que nos hicieron menos duro el retorno al mundo real.

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