24 agosto 2007

PALABRA DE HOY

QUININA

Corría el año 1633 y la esposa del virrey del Perú, Ana de Osorio, condesa de Chinchón, padecía una fiebre tropical contra la cual los médicos españoles del virreinato confesaban que no podían hacer nada. El virrey, muy enamorado de su esposa y desesperado ante la amenaza de perderla, llamó a un curandero indígena, que le aplicó quinina. Aunque el virrey no esperaba ningún milagro, la mujer mejoró de inmediato, la fiebre cedió en pocas horas, y al día siguiente ya estaba curada.

El milagro había sido obra de la quinina, un medicamento que los europeos desconocían debido a su desprecio por lo que juzgaban ‘supersticiones’ de los indios. El virrey ordenó a su médico que llevara a Europa la planta de la que se extraía el milagroso remedio, una sustancia blanca, amorfa, sin olor, muy amarga y poco soluble, que se emplea en forma de sales para combatir, principalmente, la elevada fiebre causada por las varias formas de malaria.

En el Viejo Continente, la planta de la quina fue llamada Chinchona en homenaje a la condesa, que no había tenido otro mérito que curarse con él. Un siglo más tarde, el botánico Carl von Linneo, por error bautizó a la planta como Cinchona, nombre científico que lleva hasta hoy.

Aunque algunos autores sugirieron que el nombre de la quina es de origen quechua, parece más probable que la designación española ‘chinchona’ haya vuelto a América, donde dio lugar entre los incas a quinquina y quinaquina, de donde más tarde se formó el vocablo español quinina.

Fuente: Organización Castellana.

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