25 agosto 2007

MI PRIMA AGUEDA

MI PRIMA ÁGUEDA
A Jesús Villalpando

Mi madrina invitaba a mi prima Águeda
a que pasara el día con nosotros,
y mi prima llegaba con un contradictorio
pretigio de almidón y
de temible luto ceremonioso.

Águeda aparecía, resonante
de almidón, y sus ojos
verdes y su smejillas rubicundas
me protegían contra el pavoroso
luto...

Yo era rapaz
y conocíala por lo redondo
y Águeda lo que tejía
mansa y perseverante en el sonoro
corredor, me causaba
calosfríos ignotos.

(Creo que hasta le debo la cosntumbre
heroicamente insana de hablar solo)

A la hora de comer,
en la penumbra quieta
del refectorio,
me iba embelesando
un quebradizo
sonar intermitente de vajilla
y el timbre caricioso
de la voz de mi prima.

Águeda era
(luto, pupilas verdes y mejillas
rubicundas) un cesto policromo
de manzanas y uvas
en el ébano de un armario añoso.

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