18 abril 2007

PALABRA DE HOY

CANDIDATO

uien se ofrece para ocupar un cargo público debería tener una trayectoria inmaculada, sin ninguna mancha que pudiera dejar alguna duda sobre su pasado. Así lo entendían ya los romanos, que hacían vestir a los aspirantes a esos cargos una túnica blanca, llamada candida, con la que se exhibían públicamente para manifestar públicamente la pureza y la honradez que cabía esperar de ellos.

El nombre de la túnica provenía de la ra raíz indoeuropea kand- o kend- (brillar), de la cual se han derivado palabras tales como candelabro, candente, candela, cándido, incandescente, incendio, etcétera.

Ningún derivado de candidus llegó hasta nosotros con significado directamente alusivo al color blanco, pero la blancura deslumbrante que la palabra latina candor expresaba en la lengua de los césares se mantuvo en el español candor, con el sentido de "sinceridad, sencillez y pureza de ánimo" que la palabra también tenía en latín. El Diccionario de la Real Academia Española menciona el sentido de "suma blancura" como acepción de candor, pero en la práctica esta palabra es muy poco usada con ese sentido.

Con la extensión de la democracia desde la segunda mitad del siglo XVIII, la palabra candidato es hoy harto conocida en toda la comunidad hispanohablante. No lo era antes de esa época, como permite comprobar el Diccionario de autoridades (denominación de la primera edición del Diccionario de la Real Academia Española, 1729), que decía:

El que pretende y aspira o solicita conseguir alguna dignidad, cargo, ó empléo público honorífico. Es voz puramente Latina y de rarísimo uso.

Cabe añadir que las velas, candelas o cirios eran llamados en latín candela, en alusión al brillo que provenía del calor; de ahí la palabra candente, que en latín significaba ‘blanco o brillante como consecuencia del calor’, y la castellana incandescente.

Fuente: Organización Castellana.

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